miércoles, 23 de junio de 2010

PREVALENCIA DE Cryptosporidium spp. E IDENTIFICACIÓN DE FACTORES DE RIESGO EN BECERRAS DE VERACRUZ Y EN LA COMARCA LAGUNERA, MÉXICO.



INTRODUCCIÓN


El Cryptosporidium parvum es un protozoario que habita en el borde de las vellosidades intestinales de los terneros, corderos y otras especies animales, el cual puede incluso convertirse en una zoonosis (Romero et al., 2001). Actualmente hay 14 especies aceptadas del género Cryptosporidium (Xiao et al., 2004; Cacciò et al., 2005; Fayer et al., 2005), de los cuales seis se han encontrado infectando al ganado, las más comunes son el Cryptosporidium parvum y C. bovis en el intestino y C. andersoni en el abomaso (Xiao et al., 2004). Este protozoario ocasiona en terneros neonatos deshidratación asociada a diarrea, cólico y complicaciones de diversas etiologías (Romero et al., 2001).

Numerosos factores de manejo influencian en el aspecto epidemiológico y clínico de la presentación de C. parvum en el ganado bovino el cual es altamente prevalente en becerros neonatos de carácter lechero y también en becerros productores de carne confinados; esta infestación ocurre de manera muy rara en becerros sueltos en potrero o en ganado adulto (O´Handley, 2007).

La presencia de Cryptosporidium spp. en heces de becerros ha sido estudiado en diferentes países, con prevalencia que van desde un 2.40 hasta un 100% (Quílez et al., 1996; de la Fuente et al., 1999; Wade et al., 2000; Castro-Hermida et al., 2002a,b)


















1. ANTECEDENTES


1.1 Generalidades

El Cryptosporidium pertenece al reino protista, phylum Apicomplexa, clase conoidaisida, sub-clase coccidiasina, orden eucoccidiorida, familia cryptosporidiidae, género Cryptosporidium (Romero et al., 2001). Muchas investigaciones se han realizado sobre Cryptosporidium, acerca de como este protozoario afecta a humanos y animales hace más de 30 años (Panciera et al., 1971; Navin y Juranek, 1984), en ciertos estudios epidemiológicos Cryptosporidium parvum ha sido aislado de múltiples especies del tipo mamíferos, incluyendo el ganado, siendo así el que afecta exclusivamente al hombre el Cryptosporidium hominis (Hunter y Thompson, 2005). La forma más común de infestarse con este parásito es por la vía fecal-oral (Fayer et al., 2000).

Los hospedadores susceptibles contraen la infección por medio de la ingestión de los ooquistes esporulados (Fayer et al., 2000). En el ganado bovino Cryptosporidium parvum ha sido identificado como uno de los principales agentes etiológicos de la diarrea neonatal (Naciri et al., 1999). Esto debido a que los ooquistes de Cryptosporidium son infestantes desde el momento en que son excretados por el hospedero ya que resisten al medio ambiente, por lo que pueden sobrevivir por largo tiempo en muchos medios (Olson et al., 2004). Los becerros infectados pueden excretar un gran número de ooquistes, arriba de 108 por gramo de heces (Uga et al., 2000); su ciclo incluye una primera fase que es asexual que prolifera en la superficie de la mucosa, y la segunda fase sexual es intracelular, desarrollo extra-citoplasmático, esta fase termina con la formación del ooquiste, fase infectiva del parásito, que es eliminada en grandes cantidades en las heces (Hunter y Thompson, 2005).

Una muestra positiva es la que llega presentar uno o más ooquistes de Cryptosporidium por frotis; los cuales se observaron como unos cuerpos redondos ligeramente elípticos de 5 micras de tamaño, teñidos de color fucsia con algunas granulaciones oscuras en su interior, contrastando con el azul del fondo del frotis (Romero et al., 2001).

Los ooquistes de Cryptosporidium están totalmente espurulados y son infecciosos cuando son excretados, son parásitos monoxenos e intracelulares facultativos. Recientemente se describen diferencias en el ciclo de vida por una pequeña subunidad (SSU) rRNA entre Cryptosporidium y otras coccidias la cual sugiere que este podría estar mas cercanamente relacionado con los gregarines (Carreno et al., 1999; Hijjawi et al., 2002). Todo el ciclo de vida ocurre en los enterocitos en vacuolas parasitóforas situadas en el borde de la serda entre la membrana del plasma y el citoplasma o en el lumen (Smith et al., 2005).

El mecanismo por el cual los ooquistes llegan a la eclosión es de poco entendimiento, tanto como el del hospedero como del parásito. In Vitro los protocolos de eclosión para C. parvum se tratan de imitar las condiciones biológicas de un organismo tales como la temperatura de 37ºc, fluctuaciones de pH, sales biliares, agentes reductores, proteasas y tiempo; pero aun así hay una incomprensión en la jerarquía o sinergismo de los mecanismos específicos por la falta de estandarización de los métodos (Robertson et al., 1993; Kato et al., 2001; Smith et al., 2005). Lo que si es un hecho es que los rangos de eclosión disminuyen con una temperatura de 4°c con lo cual se da soporte a la hipótesis de que al incrementarla a 37°c se activa la eclosión, incluso en la ausencia de estimulo alguno por parte del hospedero (Fayer y Leek, 1984; Reduker y Speer, 1985).

Para que C. parvum pueda iniciar la infección la primera barrera que tiene que atravesar es el moco que protege al intestino con lo cual el ooquistes del parásito no puede entrar en contacto directo con las vellosidades intestinales, pero este también tiene un método para degradar esta mucosidad la cual es que el esporozoito segrega proteinaza de cisteína la cual puede llegar a degradar la barrera y llegar a un contacto con los receptores del enterocito (Coombs et al., 1997). En becerros que son destinados para la producción de carne, la prevalencia de C. parvum puede ser muy alta en los sistemas de manejo intensivo (Naciri et al., 1999), pero esta prevalencia es aun baja comparada con la de becerros de ganadería lechera a pesar de que estos fueron criados bajo las mismas condiciones (Kvác et al., 2006).





1.2 Situación Mundial

En Noruega se realizó un estudio para determinar la prevalencia del Cryptosporidium en tres diferentes áreas, en el estudio los hatos con menos de cinco o más de 40 vacas fueron excluidas. El resto de los hatos en cada área fueron seleccionados por número al azar. Estos hatos fueron contactados por e-mail y se les hablo por teléfono. El tiempo de muestreo fue de junio del 2001 a marzo del 2003, todos los becerros muestreados se encontraban en casas. La edad de los becerros que se muestreo fue de tres a 183 días. Para su análisis se utilizó el método de microscopia por flotación descrita por Olson et al. (1997) y los resultados fueron así: 53% de prevalencia (72 de 136) entre las granjas y un 12% (167 de 1,386) entre los becerros y el nivel de ooquistes de Cryptosporidium fue bajo en la mayoría de los becerros infectados (Hamnes et al., 2006). Olson et al. (2004) Demostró que Cryptosporidium tiene emergencia como un parásito importante en el ganado lechero por su alta patogenicidad y su significante potencial en la salud pública por su transmisión zoonótica; por otro lado Fayer et al., (2005) describieron una nueva especie, Cryptosporidium bovis basado en los diferentes rangos del genoma y hospedador; hasta ahora el organismo solo ha sido identificado en ganado y no se cree que sea zoonotico. Otros estudios han demostrado que Cryptosporidium tiene mayor prevalencia en las fuentes de agua de Noruega (Robertson y Gjerde, 2001).

En Zambia Geurden et al. (2006), estimo la prevalencia de Cryptosporidium spp., en tres sistemas diferentes de manejo, las muestras fueron colectadas de becerros con una edad de tres meses. 250 muestras fueron colectadas de hatos lecheros, 238 de ganado de carne y 256 de hatos de ganado tradicional, todas las muestras fueron analizadas por medio de un kit comercial copro-antigen ELISA (Techlab® Cryptosporidium test). Las prevalencias en becerros lecheros, becerros de carne y tradicionales fueron de 42.80%, 8.0% y 6.3% respectivamente, en cuanto a los hatos que mostraron al menos un animal infectado se distribuyo de la siguiente manera: 75.70% de los hatos lecheros, 44% de los hatos de carne y 15.20% de los hatos tradicionales. Tanto C. parvum como C. bovis fue identificado por medio de la amplificación genotípica y en un becerro de ganado de carne se identifico C. suis (Geurden et al., 2006)

En la India Rajkhowa et al. (2006), realizaron un estudio para conocer la prevalencia de Cryptosporidium parvum en mithuns (Bos frontalis) y la prueba que utilizaron fue un kit de ELISA, con lo cual se reporto una prevalencia del 56%, la mayor prevalencia que se encontró fue en los mithuns de 1-6 meses de edad con 81% y la menor fue la que se encontró en los animales de más de dos años de edad con 42%. En cuanto a la consistencia de las heces se observo una prevalencia del 94% en las heces diarreicas, menor fue en las no diarreicas con 51%. En la manera de vivir de los animales también hubo diferencia ya que se reportó que los mithuns bajo un sistema semi-intensivo tuvieron una mayor prevalencia (64%) en comparación con los de vida libre (40%) (Rajkhowa et al., 2006). Posteriormente en tres diferentes regiones de la India por medio de la técnica de PCR de 18S SSU rRNA revelo que el 30.20% de 457 muestras fecales obtenidas de bovinos neonatos estaban infectadas con Cryptosporidium parvum (Paul et al., 2007). La prevalencia más alta reportada fue en los meses de lluvia con 37.30%. En el 32.30% de los becerros muestreados se observo una diarrea aguda, los menores de 15 días de edad mostraron mayor afección con un 45.10% de prevalencia. En cuanto a la región en donde se tomaron las muestras, se identificó que en la parte norte hubo mayor frecuencia (35.40%) en comparación con la este o sureste. Con esto se llego a la conclusión de que C. parvum fue la única especie de Cryptosporidium que prevaleció en los becerros en las tres diferentes regiones muestreadas en la India (Paul et al., 2008).

La prueba de inmunocromatografía de flujo lateral (IFL) ha sido utilizada en estudio por Trotz-Williams et al. (2005) en el cual las muestras fueron recolectadas directamente del recto de los animales los cuales tenían una edad <30 días en hatos del sur de Ontario, esto fue parte de un proyecto que estudio los factores de riesgo involucrados en la infección de Cryptosporidium parvum conducido por Ontario Veterinary College (OVC) en un periodo que fue de Junio 2003 a Septiembre 2004, recolectando las muestras en viales platicos y guardados a una temperatura de 4ºc sin preservadores por un máximo de 5 días hasta su examinación con la prueba de IFL, posterior a esto se tomo una alícuota de cada muestra y se transfirió a un vial de 1.5 ml (Fisher Scientific) con 10 horas después de la recolección y congelándolo a -70ºc para su posterior análisis con la prueba de PCR-RFLP. Para asegurar la óptima proporción de muestras positivas y negativas solo se tomaron en cuenta las muestras que provinieran de becerros con una edad entre los siete y 21 días. Las pruebas que se utilizaron fueron tres, microscopia por flotación (amontonamiento húmedo de sucrosa), Inmunocromatografía de flujo lateral y PCR-RFLP con gel de electroforesis, esta ultima fue tomada como la prueba Oro Standard. En los resultados se analizaron la sensibilidad y especificidad entre pruebas. Las muestras se distribuyeron de la siguiente manera para la realización de las pruebas: un total de 199 muestras fueron tomadas, de las cuales 84 fueron positivas en cuanto a la técnica de microscopia por flotación, realizada en OVC. De las 199, 166 muestras (55 positivas y 111 negativas por microscopia) fueron analizadas usando el kit de IFL y 168 (83 positivas y 85 negativas por microscopia) fueron analizadas por medio de PCR-RFLP; solo 135 fueron analizadas por medio de los tres métodos diagnósticos (Trotz-Williams et al., 2005).

Los resultados en cuanto a la concordancia de pruebas de microscopia por flotación contra COWP PCR-RLFP, de las 168 muestras que fueron muestreadas por los dos métodos, solo 15 tuvieron resultados que no concordaban ya que no hubo un bajo número de ooquistes (seis ooquistes y un ooquistes por portaobjetos) fueron detectados en dos de cinco muestras denominadas “falsos positivos”, mientras que en los otros tres “falsos positivos” se encontró un rango por campo de ooquistes de 0.1-12. Asumiendo que la prueba de oro standart, fue la de COWP PCR-RFLP, tuvo 100% sensibilidad y especificidad, la sensibilidad y especificidad de la prueba de microscopia por flotación realizada en el OVC fue de 88.6% (IC95%: 80.1-94.4%) y de 93.8% (IC95%: 86.0-97.9%) respectivamente; y la prueba de concordancia tuvo un valor de kappa de 0.82 (IC95%: 0.74-0.91) (Trotz-Williams et al., 2005).

En microscopia por flotación contra IFL se analizaron 166 por ambos métodos, 12 muestras tuvieron resultados no concordantes, cinco muestras fueron positivas a IFL. Para dos de las cinco muestras discordantes, estas fueron positivas por PCR-RFLP. La concordancia entre estas dos pruebas tuvo un valor de kappa de 0.84 (IC95%: 0.75-0.92) (Trotz-Williams et al., 2005).

Por último se comparó la IFL contra COWP PCR-RFLP, con estas pruebas se analizaron un total de 135 muestras, en estas hubo 18 con resultados que no concordaron, 13 fueron “falsos negativos” y cinco “falsos positivos”, ocho de las 13 considerados como “falsos negativos”, también fueron negativos a microscopia por flotación. La sensibilidad y especificidad que se obtuvo fue de 78.3% (IC95%: 65.8-87.9%) y de 93.3% (IC95%: 85.1-97.8%) respectivamente. Para la concordancia se calculo un valor de kappa de 0.73 (IC95%: 0.61-0.84) (Trotz-Williams et al., 2005).

Klein et al. (2008) utilizó la inmunocromatografía para detectar C. parvum obteniendo una sensibilidad y especificidad de 100% y 94.6% respectivamente, en contraste con la técnica de oro estándar de sedimentación-flotación y tinción de Ziehl-Neelsen, así mismo también se probaron con la técnica de PCR; las muestras fecales utilizadas fueron de 180 becerros con una edad entre 1-42 días, provenientes de 61 hatos seleccionados de manera aleatoria (98 becerros tenían diarrea). Todas las pruebas fueron siguiendo las especificaciones del kit (MegaCor Diagnostik GmbH) hecho por la compañía BCV (FASTest CRYPTO Strip), usando la técnica de sedimentación-flotación se obtuvo una prevalencia del 28.3%, siendo 51 muestras positivas, y todas estas fueron igualmente positivas con IFL (sensibilidad del 100%). Siete muestras positivas con IFL, fueron negativas con la técnica de sedimentación-flotación (especificidad del 94.6%) y seis de estas siete, fueron positivas con la tinción del Ziehl-Neelsen (Klein et al., 2008).

Diversos estudios han demostrado una alta variabilidad en la prevalencia de Cryptosporidium durante las diferentes estaciones, algunos estudios reportan asociación entre altas prevalencias de excreción de ooquistes con picos de nuevos nacimientos de becerros (Garber et al., 1994; Xiao y Herd, 1994; Mohammed et al., 1999; Sturdee et al., 2003). En un estudio hecho con 7,369 becerros de 1,103 ganaderías lecheras en EE.UU. se detectó una prevalencia del 48% en becerros con una edad entre 7-21 días, con al menos un becerro positivo en 59% de los hatos (Garber et al., 1994).

En British Columbia se halló que había una prevalencia del 59% de un total de 386 becerros con una edad de 24 semanas, provenientes de 20 hatos (Olson et al., 1997). En Québec la infección detectada tuvo una prevalencia de 88%, de un total de 505 hatos lecheros (Ruest et al., 1998). Se han asociado diferentes causas para los brotes de la diarrea en los becerros, tales como la fuente de agua para los animales, reportado en EE.UU., Inglaterra y Europa (Patel et al., 1998; Ong et al., 1999; Glaberman et al., 2002) los cuales mencionan que hubo una epidemia; esto surgió en Milwaukee en 1993, en ese año se especuló que la responsable de la epidemia por ooquistes de Cryptosporidium fueron los cuerpos de agua, ya que hubo un fallo en la planta de tratamiento (Mc Kenzie et al., 1994), en hatos ganaderos que estaban cerca de dos ríos el autor comentó que la mano del hombre estuvo presente, ya sea por aguas residuales o mezclas con las lluvias de primavera y derretimiento de nieve; de manera posterior el trabajo molecular indicó que C. hominis fue responsable de la epidemia en Milwaukee (Sulaiman et al., 2001) este descubrimiento fue esencial para quitar de culpa al ganado, ya que se consideraba que estos eran la fuente de la epidemia, pero de estos jamás se aisló C. hominis (Morgan-Ryan et al., 2002) además C. parvum se aisló de muy pocas fuentes de agua (Ong et al., 1999; Glaberman et al., 2002).

En Galicia, Nueva España Castro-Hermida et al. (2006) tomaron muestras de 734 animales, seleccionados al azar de 60 hatos, estos animales se dividieron en 12 grupos de edades distribuidos así: <1 mes (53), 1-5 meses (30), 6-11 meses (31), 12-16 meses (72), 17-20 meses (64), 21-24 meses (96), 3 años (94), 4 años (74), 5 años (67), 6 años (67), 7-8 años (63) y 9-13 años (23); dando como resultado una prevalencia general de todos los animales del 14.20% (104/734), provenientes de 40 diferentes hatos (66.70%), la prevalencia de ganado infectado tuvo un intervalo entre 58.50% en becerros <1 meses y 7.90% en animales con una edad de entre 7-8 años llegando a la conclusión de que el porcentaje de infección disminuyo significativamente con el incremento de la edad (P < 0.05). Las infecciones más recurrentes se presentaron en los grupos de becerros de 1-5 meses (23.30%) y de 6-11 meses (25.80%) (Castro-Hermida et al., 2006).

En el área de Cheshire, Inglaterra Brook et al. (2008) muestreo becerros no destetados con el propósito de llevar a cabo un estudio sobre la prevalencia y los factores de riesgo asociados con Cryptosporidium spp. se recolectaron muestras del 50% de los becerros no destetados existentes en cada granja o un mínimo de cinco por cada una de estas, se obtuvo una muestra directa del recto del animal y se deposito en contenedores estériles conservándose a una temperatura de 4ºc hasta su procesamiento. Numerosas variables fueron tomadas en cuenta tales como: tipo de alojamiento de los becerros (individual, grupal, sexado o mezclados, m2 por becerro, profundidad de la cama y limpieza de esta), si estaban identificados, registro de nacimientos, si estaban limpios de la cola, de los cuartos traseros y de los flancos, también se tomo en cuenta la consistencia de las heces (Hughes, 2001) y con esto el color de estas (crema/naranja, café/crema o café) (Brook et al., 2008). Las muestras fueron primeramente examinadas por medio de la técnica de tinción de Ziehl-Neelsen, también con un kit comercial de inmunoensayo (ProSpect Cryptosporidium Microplate Assay; Remel, Lenexa, Kansas, USA), y si resultaban positivas a cualquiera de estas, se les examinaba posteriormente por medio de PCR de 18S rRna gene locus (Xiao et al., 1999). De un total de 215 muestras recolectadas de 41 hatos, el 28% fueron positivas confirmadas por PCR (60/215), por hatos hubo un 66% de prevalencia (27/41) lo que indica que en todos los hatos hubo al menos un animal positivo, la prevalencia en los hatos muestreados fue desde un 11 hasta un 67%, y la media fue del 36%, la mayoría de las muestras fueron clasificadas como Cryptosporidium parvum (50/54) (Brook et al., 2008). En cuanto a los factores de riesgo analizados, el grosor de la cama contó mucho, ya que con la profundidad de 11-15 cm la infección en esos animales fue mucho menor que con la de 0-5 cm; la consistencia de la heces no fue concluyente con el grado de infección ya que la consistencia se puede alterar por la alimentación del becerro y con respecto a la edad se llego a la conclusión de que los becerros con una edad entre los ocho y 21 días presentan más riesgo que los bovinos con edades mayores, el odds ratio que se obtuvo en animales con 8-14 días fue de 6.11 y con 15-21 días fue de 5.77 (Brook et al., 2008).

Sischo et al. (2000) encontró el 15% de prevalencia en 198 becerros de tres semanas de edad, esto en 11 hatos del Noreste de los EE.UU., los cuales arrojaban ooquistes de Cryptosporidium en 10 de los 11 hatos que muestreó. En la cuenca del estado de Nueva York de un total de 453 muestras que fueron colectadas provenientes de 19 ranchos, de las cuales 184 tenían una edad de ≤6 meses (incluidos 81 animales de ≤60 días), 104 novillonas mayores de seis meses y 165 animales adultos (vacas lactantes y horras), la prevalencia fue de 3.53% (Sischo et al., 2000), esto era mucho mayor a lo descubierto antes por Wade et al. (2000) en otra cuenca próxima a esta que fue de 0.9%; y además examinaron el nivel de prevalencia entre hatos, la cual fue del 42% (en 8 de 19 hatos) y la prevalencia entre los animales muestreados fue de 3.1 a 21.4%. Diferentes factores de riesgo fueron medidos en este estudio tales como la edad, tipo de agua que se les proporcionaba, tipos de establos para las vacas lecheras, como permanecían los becerros si atados o no atados, número total de becerros no destetados en contacto con los becerros destetados y vacas adultas. Los resultados de estas asociaciones fueron que la probabilidad de que los becerros arrojaran ooquistes decreció con el cambio de fuente de agua con un OR = 0.02 y con la edad del animal este se incrementa OR = 0.9, los becerros amarrados tuvieron un mayor riesgo de arrojar los protozoarios que en otros tipos de confinamiento (Wade et al., 2000) y la probabilidad de que los becerros arrojaran ooquistes de tipo Cryptosporidium parvum aumento con el número becerros no destetados en el hato (Starkey et al., 2006).

En la isla de Prince Edward, Canadá; de Junio-Agosto del 2003 y Junio del 2004 se recolectaron 183 muestras de menos de seis meses de edad provenientes de 11 hatos, Coklin et al. (2008) muestreo hatos por conveniencia, los cuales se localizaban cerca del Colegio Veterinario del Atlántico; el número de becerros muestreados por explotación tuvo un rango de 7-27 y la raza que predomino fue la Holstein-Friesian. Estas fueron colectadas directamente del recto con guante y se transfirió la muestra a un envase de plástico, siendo refrigerada la muestra a 4ºc para su posterior proceso 24 horas después. Se utilizaron las técnicas de Inmunofluorescencia microscópica (Uehlinger et al., 2006), se hizo extracción de DNA de 38 muestras usando QIAmp Stool Kit (Qiagen Inc., Mississauga, ON) con las instrucciones del fabricante y se amplifico el gen HSP-70 de Cryptosporidium spp. por medio de PCR y con esto se obtuvo una prevalencia del 6.2% (10 becerros), esto fue en cuatro de los 11 (prevalencia de 36.4%) hatos que se muestreo (Coklin et al., 2008).

En la costa este de los EE.UU. Fayer et al. (2006) determino la prevalencia de las diferentes especies de Cryptosporidium en 571 novillonas, con una edad de uno a dos años provenientes de 14 hatos lecheros en siete estados. Cada muestra fue obtenida directamente de cada novillona y examinada posteriormente por medio de PCR. En este estudio se reporto una prevalencia del 11.90% de Cryptosporidium spp. y solo el 0.70% fue Cryptosporidium parvum. De las otras especies se identificaron 68 por medio de PCR, siendo 1, 4, 10, 24 y 29 de los cuales fueron C. suis, C. parvum, genotipo de C. deer-like, C. bovis y C. andersoni respectivamente. Estos descubrimientos demostraron una baja prevalencia de infección en ganado de uno a dos años de edad en ganado lechero (Fayer et al., 2006).

El nivel de prevalencia en el hato fue reportado en un rango de 13-100% (Wade et al., 2000; Santin et al., 2004). Posteriormente Santín et al. (2008) llevo a cabo un estudio longitudinal de 30 animales con una edad que iba desde el nacimiento hasta los 24 meses de edad. De estos se obtuvieron un total de 33 muestras por animal, de la granja de Maryland. Todos de raza Holstein hembras. Estas se fueron separando en cuanto avanzaban de edad con el siguiente criterio becerras son desde que nacieron hasta ocho semanas de edad, con una edad de tres a 12 meses son destetados y novillonas fueron consideradas de los 13 a los 24 meses. Desde el día de su nacimiento hasta los tres meses se encontraron en becerreras individuales y posteriormente pasaron a corrales con sombreadero. Las muestras se recolectaban en los siguientes intervalos de tiempo: cada semana en animales de uno a ocho semanas (ocho muestras por animal), cada dos semanas de animales con una edad de 10-12 semanas (seis muestras por animal) y cada mes a animales con una edad de 6-24 meses (19 muestras por animal). Estas se analizaron por medio de dos métodos que fueron Inmunofluorescencia y PCR. En este estudio se obtuvo una prevalencia del 19.20% y del 12.90% por medio de las pruebas de PCR e Inmunofluorescencia respectivamente, la mayor prevalencia se obtuvo en los animales con una edad que iba desde el nacimiento hasta los tres meses, la cual decreció conforme a la edad de los animales iba aumentando, lo cual se pudo observar en ambos métodos de diagnostico (P<0.0001). Continuando con esto de los 30 animales, 29 fueron positivos (96.60% de prevalencia), un segundo pico fue observado en los animales con 18 semanas de edad en la cual 14 de los 30 becerros estaban infectados (46.70% de prevalencia) (Santín et al., 2008).

Starkey et al. (2006), llevo a cabo un estudio en el río Susquehanna localizado en Delaware County, New York el cual duró tres meses (junio a agosto). De 100 hatos solo 19 fueron seleccionados al azar. Fueron muestreados animales con una edad menor a los seis meses, con esto en cada hato solo se muestreo un máximo de 15 animales, también se muestrearon a cinco novillonas de seis meses de edad, cinco vacas lactantes y cinco vacas secas, esto en cada hato en estudio. En este estudio se colectaron detalles del manejo en el hato, para lo cual se aplico un cuestionario para eliminar el error del observador; se preguntó acerca del manejo del calostro, tipo y frecuencia de cambios de cama, manejo, estado del hato y la existencia de roedores y problemas con aves silvestres. En cuanto a las técnicas que se utilizaron, las muestras fueron procesadas inicialmente con una técnica estándar de cuantificación por flotación con centrifugación, por cada muestra se tomó 1 g de heces procesado con azúcar para recuperar los ooquistes de C. parvum-like, para su análisis se uso campo brillante con contraste; también se utilizó un ELISA comercial (ProSpecT Cryptosporidium Polyclonal Microplate Assay; Alexon-Trend, Inc., Lenexa, KS) pero solo se utilizó en animales con <45 días de edad. Las muestras que se detectaron como positivas por una o ambas pruebas se procedió a analizarlas por medio de PCR. De un total de 453 muestras fueron colectadas de las cuales 184 eran animales con una edad de <6 meses (incluyendo 81 animales con una edad <60 días), 104 novillonas mayores de seis meses y 165 animales adultos. Hubo un 92% de concordancia entre la técnica de flotación y ELISA. La prevalencia total de estudio fue del 3.53% (16/453) esto determinado por medio de la técnica de flotación; cuando se examino la prevalencia en cuanto a los 19 hatos que estuvieron en estudio resulto que ocho de los 19 tuvieron al menos un animal positivo dando así una prevalencia del 42% y entre animales de cada hato muestreado esta fluctúo entre un 3.10 a 21.40%. El promedio de edad en la que los animales defecaban ooquistes fue de 16 días de edad. Cuando se examinaron los animales con una edad menor o igual a 60 días se obtuvo una prevalencia del 20% y la prevalencia más alta encontrada fue en los animales con 31 días o menos de edad con un 32% (Starkey et al., 2006).

Trotz-Williams et al. (2008), Realizó un estudio para identificar las practicas de manejo que se asociaban con el incremento de prevalencia en los hatos del sur de Ontario por Cryptosporidium parvum, para lo cual tomo muestras de heces de 1089 becerros con una edad de 7-28 días, las muestras fueron tomadas directamente del recto y conservadas a 4ºc hasta su análisis, el cual fue realizado por medio de dos técnicas, método de sucrosa y por PCR-RFLP. Con lo cual se obtuvo una prevalencia del 30% (324/1089), por medio de microscopia, y la prevalencia entre hatos fue 77% (92/119), en este trabajo también se manejaron los factores de riesgo, con lo cual se encontró que cuando un hato tenia de 4-6 o >6 animales en un mismo corral o casa, el odds ratio era de 2.1 (IC95% 1.4-3.1) y 2.3 (IC95% 1.5-3.5) respectivamente, y con una P = 0.001 por todo el grupo, otro parámetro interesante que se considero como un factor de riesgo fue el de separar a la cría de la madre tan pronto como este naciera con un odds ratio de 1.5 (IC95% 1.1-2.2) y con una P = 0.01 y como factores protectores se consideraron tanto el piso donde descansaban los becerros fuera de concreto y el de lavar los utensilios con jabón/detergente, con un odds ratio de 0.6 (IC95% 0.5-0.8) P = 0.002 y 0.7 (IC95% 0.5-0.9) P = 0.015 respectivamente (Trotz-Williams et al., 2008).

En Sao Paulo, Brasil Lippi y Castro (2003) llevaron a cabo un estudio epidemiológico de la criptosporidiosis en becerros de hatos lecheros, de un total de 930 becerros, provenientes de 43 rebaños lecheros, se colectaron muestras de heces a 200 animales que presentaban diarrea y 200 sin diarrea, entre cero y 60 días de edad, los cuales fueron distribuidos aleatoriamente en cinco grupos de 40 animales, de acuerdo con la siguiente escala de edades: 0-7, 8-15, 16-22, 23-30 y 31-60, las heces se colectaron directo del recto y se refrigeraron en bolsas plásticas para posterior análisis, se les analizó con el método de Ziehl-Neelsen, modificada en la concentración del ácido sulfúrico para promover la diferenciación del número de ooquistes contabilizados en 25 campos ópticos (Lippi y Castro, 2003). Los resultados fueron así: de los 930 becerros, se constató que 21.5% presentaban heces diarreicas, se verificó que becerros agrupados en escala de edades de ocho a 15 días evidenciaron mayores frecuencias de diarrea. Con relación a la influencia de la edad en la presencia de diarrea en becerros con Cryptosporidium, las frecuencias mayores se observaron en las primeras tres semanas. En cuanto a los portadores asintomáticos, no se encontraron positivos en la primera semana de vida y una gran parte de ellos se encontraron de la segunda a la cuarta semana de observación. Se obtuvo una prevalencia general del 38% (Lippi y Castro, 2003).

Del Coco et al. (2008) en Argentina, realizaron un estudio en el área rural General Masilla, en el distrito de Magdalena localizado en a 96 Km. de la ciudad de Buenos Aires; ya que esta localidad tiene un desarrollo significante en ganado lechero, la granja se selecciono de manera aleatoria. Los becerros eran alejados y aislados de la madre después de mamar de la madre, cada uno tenia dos baldes, en uno se les suministraba agua y en el otro alimento, estos estaban hacinados y con una higiene inadecuada. Se analizaron 280 becerros holando-argentina, con una edad ≤30 días, independientemente de su estado de salud; la muestra se obtuvo directamente del recto con un guante de látex estéril, posterior depositado en contenedores plásticos marcados con la edad, número progresivo y características de las heces, mandados al laboratorio a una temperatura de 4°C. Los animales fueron separados en los siguientes grupos de edades: 1) ≤7 días, 2) ≥8≤14 días, 3) ≥15≤21 días y 4) ≥22≤30 días de edad (de la Fuente et al., 1999), la obtención de la muestras fue examinada macroscópicamente para establecer la consistencia ya fuera diarreica o normal (McAllister et al., 2005) y también para detectar presencia de sangre y moco (Castro-Hermida et al., 2002a). Para el procesamiento de estas muestras se utilizo la técnica de Ziehl-Neelsen´s (Casemore et al.,1985). El resultado fue que de 280 becerros utilizados en el estudio 48 eliminaban ooquistes (prevalencia del 17%), de los cuales el 57.1% fueron becerros con diarrea, todos los becerros infectados fueron de una edad de ≤14 días, de acuerdo a la correlación entre las heces normales y diarreicas con respecto a la presencia de Cryptosporidium spp., todo fue negativo, sin embargo las heces diarreicas sin sangre se encontró un 37.50% como positivas y el 83.30% de las positivas revelaron mucosidad. Además esta investigación arrojo que la asociación entre la intensidad de infección y el grupo de edad mostró que para los animales de ≤7 días hubo una prevalencia del 66.70% con una concentración de >10 ooquistes por campo en 20 de estos y el grupo con la edad de ≥8≤14 días tuvo una prevalencia del 33.40% con la misma intensidad de ooquistes que el grupo anterior (Del Coco et al., 2008).

En Venezuela Ramírez et al. (2004) realizaron un estudio con becerros de ambos sexos de dos fincas, una de ganadería lechera (GL) y otra de ganado de doble propósito (GDP), en la GL se contaba con crianza artificial de becerros (41 animales) siendo estos mestizos Bos Taurus de la raza Carora y Holstein, los cuales fueron destetados al quinto día de nacidos y alojados en jaulas de 1.50 mts. De ancho por 2.50 mts. De largo en los cuales se albergaban de uno a tres animales; y en la GDP los becerros permanecían hasta 15 días de edad con la madre (58 animales) y posterior se alojaban en becerreras colectivas siendo igual mestizos pero de una cruza de Bos Taurus x Bos indicus, de la raza Carora por raza Brahman. En total, 52.5% de prevalencia (52/99) de los becerros examinadas excretaron ooquistes de Cryptosporidium sp., apreciándose dichas formas a partir del tercer día de vida. En la GDP, el porcentaje de infección fue 43.1%, alcanzando a 75% en el grupo de 15-21 días de edad, seguido del grupo de 22-30 días con 54.5%. En la GL, la prevalencia se ubicó en 65.8% y los mayores porcentajes de infección correspondieron a los grupos 8-14 y 15-21 días de edad con 100 y 75%, respectivamente. En ambas explotaciones, se observó una asociación significativa entre la infección por Cryptosporidium sp. y la edad de los becerros (Ramírez et al., 2004).

En Colombia, se determinó la más alta prevalencia de criptosporidiosis bovina (87%) (Vergara et al., 1999), en contraste con México, Brasil y Perú que muestran prevalencias de 25%, 9.75% y 26%, respectivamente (Nevarez et al., 1999; Oliveira, 2000; Rojas, 2002). En Venezuela Chirinos et al. (2004), realizó un muestreo no probabilístico por consentimiento; en 10 hatos accedieron a prestar su ganado, se aplico una encuesta. La muestra que se obtuvo fue de 152 animales de ambos sexos, sin signos aparentes de enfermedad, con una edad que iba de tres a 180 días. Se recolecto una muestra directa del recto en una bolsa de polietileno y se transportaron en cavas con hielo para su posterior procesamiento, el cual se realizó con la técnica de Zielh-Neelsen modificada (Olson et al., 1997) y de flotación de solución de sacarosa de Sheather (Bernal et al., 1998). El resultado de esta investigación resulto en un 80% de los hatos se diagnostico Cryptosporidium parvum, este también fue encontrado en 31 becerros (20.4%), en cuanto a la edad de los animales se encontró que los más afectados fueron los que tenían una edad de tres a 60 días con un 24% y los que tenían de 90 a 150 días tuvieron un 18.2%, en estudio se pudo corroborar que los becerros examinados que permanecían con su madre durante 48 a 72 horas después del nacimiento, unido a la inmadurez del estado inmunológico del becerro y el corto periodo prepatente del ciclo de vida del parásito (Bednarska et al., 1998; Scout et al., 1998; Mohamed et al., 1999; Naciri et al., 1999) (Chirinos et al., 2004).

1.3 Situación Nacional

En tres estados de la zona central de México Maldonado-Camargo et al. (2008), determinó la prevalencia y factores de riesgo para la excreción de C. parvum en becerros de la raza Holstein-Freisian. Las muestras fueron recolectadas solo una vez por cada becerro y la técnica que se utilizo fue Kinyoun para detección de C. parvum; la información de cada becerro y del manejo en el área de maternidad, alojamiento y alimentación fue obtenido por medio de un cuestionario estandarizado. La prevalencia se distribuyó así, de 31 hatos 29 tuvieron becerros infectados por C. parvum. La prevalencia total fue del 25% (128/512) y por cada estado fue de 28% (51/185), 29% (33/112) y 20% (44/215), para Hidalgo, Jalisco y México respectivamente; la edad de los animales esta fuertemente asociada a un riesgo, lo máximo que se encontró fue en la edad de 15 días (Maldonado-Camargo et al., 1998). Usando efectos mezclados en regresión logística para el efecto aleatorio en el hato, la alimentación, la limpieza y el que hubiera una conexión entre el área de maternidad y los demás puestos, con lo cual se hizo una fuerte asociación en cuanto al factor de riesgo (Odds Ratio); y se especuló que la asociación entre comenzar a alimentar con grano a los becerros con una mayor excreción de C. parvum da una mayor incidencia y el limpiar el área de maternidad con los mismos instrumentos sin desinfectarlos también incremento el riesgo de excreción de C. parvum, esto es por que el personal usó la misma escoba para limpiar el área de las becerreras con el área de maternidad, así fue como se infectaron lo becerros recién nacidos (Maldonado-Camargo et al., 1998).

Posteriormente se realizó otro estudio en el estado Tabasco en el municipio de Balancán en el cual se identifico dos de las 14 especies del Cryptosporidium, se colectaron muestras de heces de 100 becerros destetados y menores un año, mantenidos en pastoreo. Las heces se diluyeron en solución salina fisiológica y se hicieron frotis tiñéndose con la técnica de Ziehl-Neelsen modificada y se observaron a 100 X en busca de ooquistes. El porcentaje de becerros positivos fue del 67% (Cortés et al., 2006).

Otro estudio realizado en México, fue el Cuajinicuilapa, Guerrero. De 381 becerros recién nacidos hasta tres meses de edad. Se realizó un muestreo piloto para estimar el tamaño de muestra en una población finita, se aplicó encuestas a los ganaderos para saber acerca del manejo de los becerros. Se colectaron muestras de heces por vía rectal. La concentración de ooquistes se hizo con la técnica de Faust (Sulfato de Zinc), se realizó la técnica de Inmunofluorescencia directa. Se reporto lo siguiente: 12 muestras positivas a ooquistes de C. parvum (3.1%). En prevalencia por edad se encontró el mayor porcentaje (1.3%) en becerros de una semana de edad. En cuanto a los factores de riesgo se obtuvo una asociación estadística significativa con la variable zootécnica de alojamiento (Fitz et al., 2006).

En la zona centro del estado de Veracruz, México Aguilar et al. (2007) realizó un estudio en bovinos de carne, siendo un muestreo de tipo transversal en una población de becerros de un día de nacidos hasta seis meses de edad; en cinco municipios (Medellín, Jamapa, Ignacio de la Llave, Tlalixcoyan y Veracruz), el muestreo lo realizó durante los meses de febrero-mayo 2007. Las muestras las procesó por microscopía directa, por medio de la técnica de flotación (Faust) con sulfato de zinc (44%); después por medio de la técnica de tinción de Kinyoun modificada. Los resultados que obtuvo fueron con una prevalencia general de 78% para criptosporidiosis en una población de 186 becerros, por municipio fue para Medellín con 17%, Jamapa 12%, Ignacio de la Llave 15%, Tlalixcoyan 13% y Veracruz 20%; en cuanto a la edad se separo en grupos de un día a cuatro meses, cinco meses y seis meses con prevalencias de 47%, 17% y 14% respectivamente (Aguilar et al., 2007).























































2. JUSTIFICACIÓN

Las diarreas en las becerras de 1 a 60 días de edad tienen una gran importancia en el desarrollo de los animales. Aunque este problema es debido a varias causas, se he demostrado que C. parvum es una de las más importante ya que producen diarreas y retraso en el crecimiento de las becerras. Los factores riesgo más importantes que se han reportado son fuente del agua, manejo de las becerras en esta etapa, y manejo general del hato. En México existe una gran variabilidad en los sistemas de cría de las becerras en las diferentes regiones lecheras del país. Una de las regiones de ganado lechero más importante de México es la región de la Laguna y en la ganadería tropical en el estado de Veracruz, en ambos sitios no existen reportes sobre la prevalencia en becerras debido a C. parvum, ni los factores de riesgo involucrados con la presencia de la enfermedad. Por lo cual es muy importante determinarlos para poder establecer estrategias de control adecuadas para esta enfermedad, y mejorar el estado de salud de las becerras.

























3. HIPÓTESIS

La prevalencia de Cryptosporidium parvum es por lo menos de un 50% en becerras menores de 60 días de edad en el estado de Veracruz y en la Comarca Lagunera, y sus principales factores de riesgo son: fuentes de agua, manejo de los animales neonatos y su tipo de alimentación.


4. OBJETIVOS


4.1 Objetivo General


Determinar la prevalencia y los factores de riesgo en becerras entre 1 día y 60 días de edad en el estado de Veracruz y en la Comarca de la Laguna, México.


4.2 Objetivos Específicos


4.2.1 Determinar la prevalencia de cryptosporidiosis en becerras de la Comarca de la Laguna, y en cuatro municipios del Estado de Veracruz, México.

4.2.2 Determinar los factores de riesgo de cryptosporidiosis en becerras de la Comarca de la Laguna, y en cuatro municipios del Estado de Veracruz, México.

4.2.3 Comparar la prueba de Inmunocromatografía de flujo lateral con la prueba de Ziehl-Neelsen modificada como pruebas de tamizaje en criptosporidiosis en becerras.
















5. MATERIAL Y MÉTODOS



5.1 Diseño Experimental.

El estudio se llevó a cabo en cuatro municipios de la zona del estado de Veracruz y en la región de La Comarca Lagunera, localizada en los estados de Coahuila y Durango donde existe una gran densidad de ganado lechero especializado. Para determinar la prevalencia, se realizará un estudio transversal (Kelsey et al., 1986; Silva, 1993) en los hatos de ganado lechero de la región. El paquete estadístico aplicado a epidemiología (Win Episcope 2.0; Thrusfield et al. 2001) se utilizó para calcular el tamaño de muestra (modalidad estimar porcentajes), y las prevalencias.
Se utilizó una prevalencia del 50%, un margen de error del 10% y un nivel de confianza del 95% para los cuatro municipios del Estado de Veracruz y también para la zona de la Comarca Lagunera. Entre el 20 y 50% de los animales en cada uno de los ranchos participantes se muestrearan de acuerdo al tamaño del hato. En cada hato al menos 10 becerras de 1 a 60 días de edad serán muestreados.

5.2 Sitio del muestreo y estimación del tamaño de muestra.

El estudio fue realizado en explotaciones da ganado de leche del Estado de Veracruz y en la cuenca lechera de la Comarca Lagunera localizada en los estados de Coahuila y Durango, México.

El tamaño de muestra fue calculado con el programa Win Episcope ver 2.0 el cual fue de 97 animales para los cuatro municipios del Estado de Veracruz y para la zona de la Comarca Lagunera. Los animales que se incluirán en este estudio serán becerras de 1-60 días de edad, sin importar la presencia o ausencia de diarrea. La selección de los animales para el estudio será por conveniencia, de acuerdo a la aceptación de participación de los propietarios.

5.3 Toma de muestra.

La toma de muestra se realizó de Abril a Julio del 2009 para la Comarca Lagunera y para Veracruz se realizó de Enero a Febrero del 2010, en las explotaciones que acepten participar.
Se les tomó una muestra de heces directa del recto con un guante de látex y se depositó en contenedores de 100 ml de plástico estéril con tapa, y se marcó con el número del animal, fecha de nacimiento, número y/o nombre de la madre.
Una porción de la muestra fue utilizada en los sitios de muestreo para realizar la Prueba de Inmunocromatografía de flujo lateral para la detección de antígenos de C. parvum.
Las muestras se transportaron en refrigeración (40 C) en una hielera al laboratorio de Parasitología de la Unidad de Diagnóstico la Posta Zootécnica “Torreón del Molino” de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Veracruzana; ahí las muestras se analizaron primero con el método de centrifugación de Faust modificada (Leventhal y Cheadle, 1992), posterior las muestras fueron teñidas y analizadas por la prueba de Ziehl-Neelsen modificada (Casemore et al.,1985).

5.4 Prueba de Ziehl-Neelsen ácido-rápido modificada.

Para la determinación de ooquiste de C. parvum las muestras se procesaron con una concentración de agua éter. Estas serán tamizadas para la determinación de ooquistes de Cryptosporidium utilizando el método modificado ácido de Ziehl-Neelsen (Casemore et al.,1985; Leventhal y Cheadle, 1992).
Una muestra se consideró como positiva si un ooquiste de Cryptosporidium spp. fue detectado con su correcta morfología, por ejemplo a través de las propiedades ópticas, se identificaron tanto la estructura interna, tamaño y forma previamente descrita.
La intensidad de la infección se estimó semi-cuantitativamente de acuerdo al promedio del numero de ooquistes seleccionados en 20 campos al azar observados a 1000x de magnificación, siguiendo los criterios utilizados por Castro-Hermida et al. (2002b): 0 (0 ooquistes); I (≤ 1 ooquiste); II (2-5 ooquistes); III (6-10 ooquistes); IV (≥ 10 ooquiste).

5.5 Prueba de inmunocromatografía de flujo lateral.

La prueba de Inmunocromatografía de Flujo Lateral determina la presencia de antígenos de la superficie de C. parvum en las muestras fecales usando el paquete diagnostico de Inmunocromatografía de Flujo Lateral para Cryptosporidium parvum, (BioX Diagnostics, Jemelle, Belgium). La prueba se realizó de acuerdo a las instrucciones de la casa comercial. Brevemente, aproximadamente 0.1 g de heces frescas se mezclaran dentro de un tubo ya provistos con reactivos, formando una suspensión homogénea, una tira de la prueba será insertada en la suspensión y se observara a las 3 min. y 10 min., para determinar la presencia de las líneas reactivas de control y las líneas de la muestra. La presencia de ambas líneas reactivas indicara un resultado positivo. Los resultados serán registrados como positivos y negativos, esta prueba fue cualitativa.

5.6 Comparación de Pruebas.

Los resultados de las pruebas de Ziehl-Neelsen e Inmunocromatografía de Flujo Lateral se compararon, así se determinó la sensibilidad y especificidad usando el programa Winepiscope ver 2.0. El grado de concordancia entre las dos técnicas analíticas se determinó calculando el valor de kappa (Thrushfiled 1995), usando el valor estadístico de kappa con nivel de confianza del 95%.

5.7 Aplicación de cuestionario.

Para la determinación de los factores de riesgo se elaboró un cuestionario, que se aplicó previamente y ya validado, en cada una de las explotaciones participantes. El cuestionario contenía las variables que se consideraron más importantes como posibles factores de riesgo y así mismo las variables de los animales en estudio, manejo del hato, maternidad y de las becerras antes del destete.

5.8 Análisis Estadístico.

Los datos fueron manejados en una hoja de cálculo de Excel para cada una de las variables y se realizaron estadísticas descriptivas. La prevalencia se determinó como la proporción de muestras que fueron positivas a C. parvum, a la presencia de ooquiste o la presencia de antígeno de C. parvum entre el total de muestras por 100. La prevalencia del rancho se calculó como el número de ranchos con al menos un animal positivo dividido entre el total de ranchos muestreados. La prevalencia del rancho se obtuvo dividiendo el número de animales positivos en el rancho entre el total de animales muestreados en el rancho.






5.9 Factores de riesgo.

Para la determinación de una asociación con la prevalencia de las variables en estudio se utilizó el método bivariado y también se utilizó una transformación apropiada para la homogenización de las variables en estudio.
Además, se realizó una regresión logística univariada, donde la variable dependiente fueron la becerras positivas a C. parvum, y las variables independientes las que se obtuvieron del cuestionario (características de las becerras, manejo).
El análisis se llevó a cabo con el paquete estadístico Vassar Stats (http://faculty.vassar.edu./lowry/VassarStats.html). Los resultados fueron considerados estadísticamente significativos al nivel de P<0.05. Los factores discretos se analizaron con X2 para independencia o Prueba exacta de Fisher cuando el conteo de las celdas sea menor a 5. Las variables continuas fueron analizadas por regresión logística. El modelo de regresión se construyo a partir de las variables analizadas con unas correlaciones significativas de las variables
(P≤ 0.2) agrupadas para cada una de las categorías.

miércoles, 19 de mayo de 2010

INDICE

INTRODUCCIÓN
1. ANTECEDENTES
1.1 Generalidades
1.2 Situación Mundial
1.3 Situación Nacional
2. JUSTIFICACIÓN

3. HIPÓTESIS

4. OBJETIVOS
4.1 Objetivo General

4.2 Objetivos Específicos


5. MATERIAL Y MÉTODOS

5.1 Diseño Experimental.
5.2 Sitio del muestreo y estimación del tamaño de muestra.
5.3 Toma de muestra.
5.4 Prueba de Ziehl-Neelsen ácido-rápido modificada.
5.5 Prueba de inmunocromatografía de flujo lateral.
5.6 Comparación de Pruebas.

6. RESULTADOS

7. LITERATURA CITADA

8. ENCUESTAS APLICADAS

miércoles, 17 de marzo de 2010

Introducción

El Cryptosporidium es un protozoario que pertenece al reino protista, phylum apicomplexa, clase conoidaisida, sub-clase coccidiasina, orden eucoccidiorida, familia cryptosporidiidae, género Cryptosporidium, este parásito habita en el borde de las vellosidades intestinales de los terneros, corderos y otras especies animales, el cual puede incluso convertirse en una zoonosis (Romero et al., 2001). Actualmente hay 14 especies aceptadas del género Cryptosporidium (Xiao et al., 2004; Cacciò et al., 2005; Fayer et al., 2005), de los cuales seis se han encontrado infectando al ganado, el más común es el Cryptosporidium parvum y C. bovis en el intestino y C. andersoni en el abomaso (Xiao et al., 2004). Este protozoario ocasiona en terneros neonatos deshidratación asociada a diarrea, cólico y complicaciones de diversas etiologías (Romero et al., 2001).

La transmisión de este protozoario entre las especies es por vía fecal-oral, los hospedadores susceptibles contraen la infección por medio de la ingestión de los ooquistes esporulados (Fayer et al., 2000). En el ganado bovino Cryptosporidium parvum ha sido identificado como uno de los principales agentes etiológicos de la diarrea neonatal (Naciri et al., 1999).

Los ooquistes de Cryptosporidium son infestantes desde el momento en que son excretados por el hospedero ya que resisten al medio ambiente, por lo que pueden sobrevivir por largo tiempo en muchos medios (Olson et al., 2004). Los becerros infectados pueden excretar un gran número de ooquistes, arriba de 108 por gramo de heces (Uga et al., 2000); su ciclo incluye una primera fase que es asexual que prolifera en la superficie de la mucosa, y la segunda fase asexual es intracelular, desarrollo extra-citoplasmático, esta fase termina con la formación del ooquiste, fase infectiva del parásito, que es eliminada en grandes cantidades en las heces (Hunter y Thompson, 2005).

martes, 2 de marzo de 2010

Introducción

El Cryptosporidium es un protozoario que pertenece al reino protista, phylum apicomplexa, clase conoidaisida, sub-clase coccidiasina, orden eucoccidiorida, familia cryptosporidiidae, género Cryptosporidium, este parásito habita en el borde de las vellosidades intestinales de los terneros, corderos y otras especies animales, el cual puede incluso convertirse en una zoonosis (Romero et al., 2001). Actualmente hay 14 especies aceptadas del género Cryptosporidium (Xiao et al., 2004; Cacciò et al., 2005; Fayer et al., 2005), de los cuales seis se han encontrado infectando al ganado, el más común es el Cryptosporidium parvum y C. bovis en el intestino y C. andersoni en el abomaso (Xiao et al., 2004). Este protozoario ocasiona en terneros neonatos deshidratación asociada a diarrea, cólico y complicaciones de diversas etiologías (Romero et al., 2001).

La transmisión de este protozoario entre las especies es por vía fecal-oral, los hospedadores susceptibles contraen la infestación por medio de la ingestión de los ooquistes esporulados (Fayer et al., 2000). En el ganado bovino Cryptosporidium parvum ha sido identificado como uno de los principales agentes etiológicos de la diarrea neonatal (Naciri et al., 1999).

Los ooquistes de Cryptosporidium son infestantes desde el momento en que son excretados por el hospedero ya que resisten al medio ambiente, por lo que pueden sobrevivir por largo tiempo en muchos medios (Olson et al., 2004). Los becerros infectados pueden excretar un gran número de ooquistes, arriba de 108 por gramo de heces (Uga et al., 2000); su ciclo incluye una primera fase que es asexual que prolifera en la superficie de la mucosa, y la segunda fase asexual es intracelular, desarrollo extra-citoplasmático, esta fase termina con la formación del ooquiste, fase infectiva del parásito, que es eliminada en grandes cantidades en las heces (Hunter y Thompson, 2005).